viernes, 28 de agosto de 2009

Día 22 Hoi An

Hoy es mi segundo día en este pueblo-ciudad, no sé como catalogarlo pues el centro es tranquilo y recuerda a cualquier pueblo pero en realidad es una ciudad extensa de casas bajas y con bastante bullicio fuera del centro.

Tras descansar en el pequeño palacete en el que me hospedo, a eso de las 8.30 decido probar el buffet, el cual sin ser algo fuera de serie, no me disgusta.

En el desayuno coincido nuevamente con parte del grupo de españoles que también se hospedan en el Resort, en concreto con dos mujeres de las cuales una trabaja en Alcalá. Este era el único punto que me quedaba por conseguir en el viaje, alguien que viviera en mi misma ciudad, aceptaremos trabajo en vez de vivir…aun así he tenido noticias de que por estas tierras anda una chica de Alcalá.

Tras un rato de charla, fui a alquilar una bicicleta. Hoy nuevamente he alquilado una “veranoazul” con la que he ido a la playa, el caso es que he llegado tan pronto a la playa que apenas había nadie más que algún pescador.

Mi primera impresión de la playa ha sido buena, arena fina, blanca y limpia, limitada por el mar y por palmeras, siempre y cuando no haya un chiringuito o un Resort.

Sin pensarlo dos veces fui caminando hasta la orilla y ya con los pies en la cálida agua me puse a anda, y a andar y seguí andando. Al cabo de hora y media de caminata disfrutando de la soledad y rodeado nada más que por palmeras a mi izquierda y mar a mi derecha, decido volver sobre mis pasos.

Volví algo más rápido, pero el camino fue largo. Acabé en unas sombrillas que anteriormente una juguetona vietnamita captaclientes me había ofrecido. Allí pasé la mayor parte del día, dejando pasar las horas, disfrutando de la tranquilidad y de un pescado a la brasa que lo he catalogado como la mejor comida que he tomado en el viaje.

Por la tarde-noche salí a cenar y tomar una cerveza con un holandés que había conocido días antes en Ninh Binh y con el que coincidí en la tarde de ayer aquí en Hoy An.

Fuimos a cenar a la orilla del río, en un sitio con encanto y buena comida.

Tras la cena fuimos a tomar unas cervezas, en ese momento coincidimos con más gente y las cervezas se alargaron más de la cuenta.

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