domingo, 16 de agosto de 2009

Día 12 (Lao Cai-Sapa)

Durante el viaje he abierto un par de veces los ojitos y he mirado por la ventana, lluvia y más lluvia. Finalmente el tren llega cerca de las 8 de la mañana, buena hora, tendré el día por delante.
Según sales de la estación hay un barullo de conductores deseando llevarte a Sapa, así que para allá que he ido, 1 horita más de minivan de esas, la verdad es que ha sido ameno compartir la van con 3 australianas, un canadiense con su hija japonesa, una pareja inglesa, un vietnamita de la zona, la chica que iba gritando por la ventana el destino de la van, el conductor y otra paisana que se nos ha subido cargada de cajas, piezas de moto y no sé que más…Finalmente hemos hecho los huecos como hemos podido para entrar todos, el canadiense intentó cruzar palabras con la vietnamita, pero era complicado.
El paisaje que hemos recorrido con la van era muy bonito, la antesala de lo que en Sapa espera. Una vez asentado en un hotel, he ido al punto de información y he echado a andar y a andar y a andar…he ido a una aldea cercana (Cat Cat) a unos 3 kilómetros bajando y he visto una preciosa cascada, he hecho un buen trekking por la zona y una vez hecho esto, me he perdido un poco por los caminos, siguiendo a los paisanos y paisanas como no. Me he metido entre arrozales, ganado, niños corriendo… en ese momento se ha puesto a llover de manera continua, no fuerte pero continua y he decidido volver a los caminos turísticos por aquello de no perderme entre el arroz.
La subida…todo es cuestión de paciencia, es dura pero se puede hacer, finalmente he llegado el pueblo, la lluvia a cesado, he comido entre las gentes de aquí, en un puesto callejero de un mercado (un arroz riquísimo por menos de 1€) y tras contratar una excursión para ver un mercado tradicional mañana, he ido a subirme a un monte cercano para ver Sapa desde lo alto.
¡En qué hora! Menudo laberinto de subidas, escaleras, bajadas, paredes de piedra, jardines y todo ello aderezado con miles de japoneses, chinos o coreanos subiendo y bajando peldaños con tacones y el vestido de los domingos. Las vistas al menos han merecido la pena, eso si, la lluvia solo me ha respetado a la bajada.
He ido al hotel a darme una duchita y a prepararme para ver la noche en este lugar, que tiene pinta de estar concurrida…
Y si, es concurrida pero no como yo me lo esperaba, mercado y mas mercado, simplemente se trata de lo mismo que durante el día pero por la noche…por fortuna me he cruzado con Daniel, un canadiense que viajaba con su hija en la misma van que yo y finalmente hemos compartido un buen rato de charla los tres mientras cenábamos y después tomamos una cerveza. Cuanto menos curiosa la vida de este canadiense casado con una japonesa y con una hija también japonesa. Por cierto, también profesor para variar…
Mañana voy a un mercado tradicional que hay en Bac Ha, finalmente me quedo dos noches en estos lugares y luego ya veremos como me sigo organizando.

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