sábado, 29 de agosto de 2009

Día 24 Saigón, (Tuneles de Cuchi y templo Cao dai)

Me levanto tal que a las 6.30, cada día estoy más cansaete, desayuno en el hotel que finalmente pasamos la noche y salgo medio corriendo a la zona mochilera para contratar una excursión que tenía pensada para hoy.
Se trata de la visita de un templo Cao Dai y la visita a los tuneles de Cu Chi. Con tan sólo cinco minutos de respiro consigo los tickets y me subo al minibús.
En ese mismo momento me doy cuenta que el guía de la excursión casualmente es nuestro querido "leirisanllendelman" de la excursión al Delta del Mekong que tres semanas antes había hecho para entrar en Camboya.
En el minibús vamos 14 personas, por fin no coincido con ningún español, cosa rara en estas tierras y el único trato que tengo es con dos sonrientes chicas, una de Corea y la otra de Vietnam.
La primera visita que hicimos tras casi tres horas en el autobús fue la del templo Cao Dai. En resumidas cuentas Cao Dai es una religión un tanto especial pues es una mezcla de varias religiones (católica, budista y otra que no recuerdo). Tan peculiar es la religión como loas vestimentas de sus fieles y que decir del templo en sí, con un ancho pasillo central separado por columnas con forma de dragón de otros dos pasillos laterales.
En el rato que alli estuvimos, pudimos ver uno de sus momentos de oración, en el cual muy ordenadamente se arrodillan delante de un gran ojo (si, rezan a un ojo), por peculiar que sea.
a la salida del templo pasé unos minutos observando unos monos que había por allí.
De vuelta al minibús pasamos a comer y tomamos rumbo a los túneles de Cu Chi.
A la voz de "leirisanllendenlman wake up", nos despertamos del trayecto entre las visitas. Habíamos llegado a los túneles.
La visita a los túneles consiste en una explicación de como vivían y combatían contra los americanos los soldados del vietcom.
Una de las "actividades" en esta visita es caminar por parte de uno de los túneles, en ese momento me di cuenta de que sufro algo de claustrofobia, pues no pude recorrer más de 20 metros, hasta la primera salida. Me resulto agobiante el hecho de caminar de cuclillas con la espalda pegada a las paredes y al techo, con mucho calor, sin ver apenas nada y menos el final del tunel...
A la salida me topé con el guía con el que pasé unos minutos charlando y ahí caí en lo terrible de todo esto. El guía me dijo que yo había tenido la oportunidad de salir incluso de no haber entrado, pero en la guerra no existían esas oportunidades, solo había una, entrar. En el viaje de vuelta no pude parar de pensar en lo agobiante que debía de ser vivir bajo tierra mientras no paraban de llover bombas americanas.
Ya a la vuelta a Saigón, Juan Carlos, Francisco y yo nos fuimos de cena de despedida y ya en el otel intercambiar unos recuerdos. se que tarde o temprano leeréis esto así que simplemente volver a daros las gracias...
Mañana vuelo a de vuelta a Macao, pasaré de largo para ir a Hong Kong.

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